Cosas que no sabías de los espartanos

Los espartanos fueron una de las civilizaciones más fascinantes de la antigua Grecia, famosos por su cultura guerrera y su disciplina férrea. Su ejército era temido y admirado por sus enemigos y aliados, y su influencia se extendió por todo el mundo helénico. Pero, ¿qué sabemos realmente sobre los espartanos y su forma de vida? En este artículo te presentamos seis curiosidades que te sorprenderán sobre estos legendarios guerreros.

1. Nacían para ser soldados

Los espartanos no dejaban nada al azar cuando se trataba de asegurar la calidad de su ejército. Desde el momento de su nacimiento, los niños eran sometidos a una rigurosa selección por parte de los inspectores del estado, que descartaban a los que presentaban algún defecto físico o signo de debilidad. Los que superaban la prueba eran bañados en vino en lugar de agua, para comprobar su resistencia, y eran ignorados cuando lloraban o tenían miedo a la oscuridad. Los que no pasaban el examen eran abandonados en un desfiladero del monte Taigeto, donde morían de hambre o frío.

2. Se entrenaban desde los cinco años

A los cinco años, los niños espartanos dejaban sus hogares y se integraban en un sistema educativo llamado agoge, que los preparaba para la guerra. Allí vivían en barracas comunales con otros niños de su misma edad, y recibían instrucción militar, física y moral. Aprendían a manejar las armas, a marchar, a luchar cuerpo a cuerpo y a obedecer las órdenes. También practicaban una danza llamada pyrriche, que les ayudaba a desarrollar la agilidad y la coordinación. El entrenamiento era duro y exigente, y los castigos eran severos. Los niños tenían que soportar el hambre, el frío, el dolor y el cansancio.

3. Robaban para sobrevivir

Una de las pruebas más curiosas a las que se enfrentaban los jóvenes espartanos era el robo. Como parte de su entrenamiento, tenían que conseguir comida por sus propios medios, ya que las raciones que recibían eran escasas e insuficientes. Para ello, tenían que robar lo que podían de las granjas o los mercados cercanos, sin ser descubiertos. Si lo lograban, demostraban su astucia y su habilidad; si eran atrapados, eran castigados con latigazos o incluso con la muerte. El objetivo era acostumbrarlos a las condiciones de escasez y peligro que encontrarían en el campo de batalla.

4. Eran bisexuales

Otra de las curiosidades de los espartanos era su concepción de la sexualidad. Los espartanos practicaban la bisexualidad como parte de su formación militar y social. Los jóvenes tenían relaciones sexuales con sus compañeros mayores, que les servían de mentores y protectores. Estos vínculos se consideraban beneficiosos para la cohesión y la lealtad del grupo, así como para el valor y la confianza de los individuos. Los espartanos no veían contradicción entre estas prácticas y el matrimonio heterosexual, que era obligatorio para todos los ciudadanos.

5. Se casaban por obligación

Los espartanos se casaban no por amor, sino por deber. Su objetivo era engendrar hijos sanos y fuertes que perpetuaran la estirpe guerrera. El matrimonio se concertaba entre las familias, sin tener en cuenta los sentimientos de los contrayentes. Los novios no se conocían hasta el día de la boda, que se celebraba por la noche. El novio raptaba a la novia, que previamente había sido rapada y vestida con ropa masculina, y la llevaba a una habitación oscura donde consumaba el matrimonio. Después, el novio volvía a su cuartel y solo visitaba a su esposa ocasionalmente.

6. Se jubilaban a los sesenta años

Los espartanos dedicaban toda su vida al servicio militar, pero también tenían derecho a un merecido descanso. A los sesenta años, los soldados se retiraban de la actividad bélica y pasaban a formar parte del consejo de ancianos, que era el órgano encargado de asesorar al rey y de dictar las leyes. Los ancianos gozaban de gran prestigio y respeto en la sociedad espartana, y podían intervenir en los asuntos públicos con su opinión y su voto. También podían disfrutar de más tiempo libre y de más comodidades que el resto de los ciudadanos.

Osvaldo Flores Rivera
Deja una respuesta

Deja una respuesta