¿Solo soy yo o ‘From Under the Cork Tree’ de Fall Out Boy sigue mejorando?







¿Solo soy yo o ‘From Under the Cork Tree’ de Fall Out Boy sigue mejorando?

¿Solo soy yo o ‘From Under the Cork Tree’ de Fall Out Boy sigue mejorando?

Este mes, el segundo álbum de Fall Out Boy, ‘From Under the Cork Tree’, cumple 20 años y, revisando su legado, me pregunto: ¿acaso este disco se torna aún más relevante con el paso del tiempo? La efervescencia melódica de sus canciones, combinada con la lírica introspectiva y aunque a veces sardónica, parece resonar con nuevas generaciones, así como sostenido por la fuerza de quienes ya crecimos escuchándolo.

El álbum debutó en un contexto musical que clamaba por la revitalización del punk, arrastrándose entre las corrientes liminales del emo y el pop. ‘From Under the Cork Tree’ no solo aprovechó esta función, sino que paró el tiempo como un cronómetro emocional. Temas como Sugar, We’re Goin Down y Dance, Dance encapsulaban el dolor adolescente, la ambigüedad de la juventud y la búsqueda de conexiones en un mundo caótico y confuso. La catarsis musical, un potente libertador de tensiones, todavía logra hacer eco en quienes buscan colocarse una armadura antes de salir al vertiginoso terreno social.

El disco no se limitó a alcanzar el éxito comercial; puso la bandera del pop-punk en lo alto, resonando con sinceridad en una era donde las máscaras parecían ser más la norma que la autenticidad. Puede que no estemos hablando de Millet el tragador de espinas, pero a modo de alfiler, Fall Out Boy se clavan en la memoria colectiva de sus fans. La combinación de la voz única de Patrick Stump, los riffs pegadizos de Joe Trohman y la línea de bajo de Pete Wentz presentaba la fórmula mágica que embriagó a todo un público, convirtiendo a jóvenes en verdaderos evangelistas de esta música.

Hoy, al revisitar las canciones y las historias que encierran, es innegable que ‘From Under the Cork Tree’ tiene la capacidad de hablar a nuevas audiencias. En un mundo donde la ansiedad y la incertidumbre reconocen casi un idioma universal, esos versos se sienten casi proféticos. Después de todo, explorar la vulnerabilidad no ha cambiado: desde las inseguridades adolescentes hasta las problemáticas contemporáneas, el dolor de la desconexión sigue intacto. Canciones como Of All The Gin Joints In All The World plantean interrogantes que van más allá del tiempo, argumentando a favor de la conexión humana y de las historias compartidas.

Además, hay algo casi revolucionario en la manera en que Fall Out Boy se retó a sí mismo, transformándose con el paso de los años sin perder su esencia. Cada álbum subsiguiente llevó un poco más allá la fusión de rock, pop y emo, demostrando que reinventarse es parte vital de la supervivencia artística. ‘From Under the Cork Tree’ fue, y sigue siendo, un parteaguas; un claro recordatorio de que la vida, con sus altibajos, puede traducirse en poesía.

Entonces, ¿es solo cosa mía o el álbum se vuelve más significativo con los años? Valencia nos ofrece menos certezas y más preguntas. En definitiva, no estamos ante un relicario del pasado, sino ante un documento vibrante que parece no desgastarse. Fall Out Boy ha imbuido en su música una energía renovable: la pregunta persiste sobre cómo continuarán susurrando al mundo después de estos 20 años. Quizás, al igual que el disco, también nosotros hemos aprendido a envejecer bien.

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