I Think Tom Hardy’s New Action Movie Havoc Is a Total Blast, But One Detail Is Keeping Me From Outright Loving It
Tom Hardy, un titán del cine contemporáneo, está de regreso y esta vez nos presenta Havoc, una película de acción que, sinceramente, es una verdadera explosión de adrenalina. La acción es vertiginosa, los giros de la narrativa son atrapantes y la actuación es simplemente electrizante. Sin embargo, como tantas producciones de Hollywood, hay un detalle que se interpone entre mí y una apreciación total de la obra.
Una de las primeras cosas que impacta al espectador es la intensidad palpable que Hardy trae a cada una de sus interpretaciones. En Havoc, el actor se sumerge en un mundo de crimen y caos. La cohesión de su personaje, un detective que se adentra en el oscuro inframundo para rescatar a un hijo secuestrado, nos atrapa desde el primer momento. Hardy despliega una mezcla de brío e inquietud que hace que cada escena transite entre la expectativa y el terror. El cuidadoso desempeño del elenco secundario, que incluye a actores con gran trayectoria, logra resaltar aún más su presencia.
Sin embargo, aquí es donde entro en territorio problemático. En mi opinión, la trama, aunque entretenida y de ritmo rápido, peca por su falta de profundidad en ciertos momentos clave. Esto no quiere decir que la acción no esté bien ejecutada; por el contrario, está repleta de intriga y tensiones que parecen potencialmente ingeniosas. Pero me parece claro que los guionistas optaron por mantener la velocidad de la acción, como si un tren descarrilado estuviera en su camino, a expensas de una exploración más rica de los personajes y sus motivaciones. Este enfoque superficial me hace replantear si realmente saldré del cine con algo más que efectos visuales en mi mente.
Hollywood no es ajeno a este tipo de elecciones narrativas. De hecho, parece que cada vez más productoras se sienten atraídas por el resplandor de la acción sin poner el mismo énfasis en la narrativa emocional que sustenta cada escena. Por supuesto, el cine puede ser escapismo; podemos querer huir de la realidad en un despliegue de carros saltando por las calles y balas haciendo un ballet mortal. Pero lo que a menudo se pasa por alto es que las historias que realmente resuenan son aquellas donde asignamos valor a los personajes y entendemos sus luchas. Sin este sustento, pueden tan fácilmente perderse en el bullicio de la acción.
A Dios gracias, la dirección y cinematografía en Havoc son notables. Se siente como un thriller que mantiene constantemente el pulso elevado, incluso si en los últimos instantes resuena el eco de decisiones que, aunque comprensibles en términos de taquilla, dejan un sinsabor en el espectador que busca algo más profundo. Por lo tanto, mientras disfruto de las escenas que parecen trozos de una película de acción clásica con un vistazo moderno, no puedo evitar pensar en lo que pudo ser si se hubiera adoptado un enfoque más completo hacia la narrativa.
En resumen, aunque el film de Tom Hardy Havoc me dejó con sensaciones diversas, realmente quiero que el próximo movimiento de la industria sea alejarse de los caminos trillados y ofrecer algo más sólido; algo que no solo explote sobre la pantalla sino que también resuene en la mente y el corazón del espectador. Regresaré a este vertiginoso viaje de acción, no se me malinterprete, pero con un deseo persistente de un mayor compromiso con la narrativa detrás del conflicto.
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